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Biografías, historias, textos y lecturas.

La paradoja de Protágoras.

La paradoja de Protágoras.

Gerardo Morales. 27/03/2023

El famoso sofista Protágoras tomó como alumno a Evatlo o Eulato, con la condición de que ése no le pagaría hasta que hubiera ganado su primer caso ( en algunas versiones  sólo si Evatlo ganaba su primer caso).

Algunas versiones de la historia dicen que Protágoras reclamó su dinero en cuanto Evatlo completó su educación, mientras que  otros dicen que esperó hasta que fue evidente que Evatlo no estaba haciendo ningún esfuerzo para obtener clientes, y aún otros aseguran que intentó genuinamente obtener clientes pero no consiguió ninguno.

En cualquier caso, Protágoras decidió demandar a Evatlo por la cantidad adeudada.

Protágoras argumentaba que si él ganaba el caso Evatlo tendría que pagarle el dinero y que si lo perdía, de acuerdo el contrato original, igualmente tendría que pagarle ya que habría ganado su primer caso.

Evatlo, por su parte, argumentaba que si él ganaba el caso, entonces por la decisión del tribunal no tendría que pagar el dinero. Y si ganaba Protágoras, entonces él no habría ganado su primer caso y por tanto no tendría que pagar.

La cuestión es: ¿Cuál de los dos tiene razón?        

Opinión personal.-

Protágoras demanda: exponiendo las características del contrato, pero alega en su demanda, que pide el cumplimiento de una obligación, es decir, el pago de una deuda; que se ha pospuesto indefinidamente por una condición impuesta que no se ha realizado.

Evatlo contesta:  que no paga su deuda porque no se ha llevado a cabo la condición impuesta para su cumplimiento, es decir, que no ha ejercido o conseguido clientes.

Corresponderá a juez, decidir, atendiendo a sus prácticas, usos, reglas, contexto histórico; a la escala de valores y jerarquías normativas; a su concepto de justicia formal.

¿Por qué? Porque las leyes, criterios de interpretación, organismos jurisdiccionales van cambiando a través del tiempo.

La decisión del juez, será hacia uno u el otro, y su efecto será invalidar una parte del contrato condicionado.

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Fuente: Wikipedia.

El pueblo que no quería crecer. Polibio de Arcadia. Ikrám Antaki.

Síntesis: Gerardo Morales. 20/03/2023

Polibio de Arcadia, hiparco de la confederación Aquea, historiador, tutor de Escipión. Pseudónimo utilizado por Ikram Antaki, en la edición de 1996, por motivos de posible represalia por sus interpretaciones sobre nuestro país, con motivo de ser oriunda de Siria y nacionalizada mexicana.

El ensayo se clasifica en los estudios sobre lo mexicano: ¿por qué somos como somos?

He escuchado los lamentos de quinientos años de quejas contra los españoles y su conquista. No fue lo peor que les ha sucedido, pero la queja pertenecía a la herencia canónica… La queja alcanzaba también el racismo ajeno, pero el suyo no era menor; la exclusión, ese acto negro de la hominización, afecta a todo lo que no se le parece con un número negativo. Yo no logro saber por qué no han podido domesticar su derrota.

…la conquista: ella transformó toda intervención, opinión o acercamiento extranjero en falta, milagro, descuido y error.

…México es el país de las estructuras blandas, de las curvas, de los fluidos. Aquí todo es accidente; una coincidencia, que depende del azar, puede impedirlo.

Su religiosidad es extraña. Lo religioso no es oscuro, pero todo lo oscuro se vuelve religioso. Es así como vemos la secuencia de gestos sacros en las puertas de la increencia. No han llegado aún a la edad positiva; siguen viviendo en la teología.

Existen ellos, y los demás. Animan su maniqueísmo por una pasión antimaniquea. No podrán nacer libres y armoniosos y reconciliados con el mundo, si no lanzan al fuego esas representaciones bicéfalas que constituyen su cultura.

Localmente todo parece roto. La unanimidad festiva rechaza la fractura, esta ruptura insuperable y patética.

Los mexicanos no viven, no luchan, no trabajan: juegan.

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Antaki, Ikram: “El pueblo que no quería crecer. Polibio de Arcadia”, primera reimpresión, Joaquín Mortiz, México, 2012, págs. 166

La paradoja de Epicuro.

El mal existe:

¿Dios sabe que el mal existe?

Sí.

No. Entonces no es omniscente.

¿Dios puede acabar con el mal?

Sí.

No. Entonces él no es omnipotente.

¿Dios quiere acabar con el mal?

Sí.

No. Entonces él no es bueno.

¿Por qué existe el mal?

  1. Para probarnos: si es omniscente, ya sabe lo que va a ocurrir y no precisa probarnos.
  2. Por el diablo: si es omnipotente y bondadoso, ya habría destruido al diablo.

¿Dios podría haber creado un universo con libre albedrío y sin mal?

Sí. Entonces él no es bueno.

No. Entonces él no es omniscente.

1.- Delimitación del término “el mal”: está relacionado con la conducta humana. No reconocemos componentes éticos a las conductas de los animales, plantas o a los fenómenos de los astros.

2.- Delimitación del término “Dios”: como ser antropoformo como Jesús Cristo; como naturaleza física; como leyes físicas universales; como el cuerpo del universo; como consciencia universal; etc.

3.- Delimitación de los términos: omniscente, omnipotente, omnibenevolene; son características de seres antropomorfos o, en su caso, de una consciencia universal.

4.- Sobre el Diablo: es un ser relacionado con el pensamiento del cristianismo.

5.- Sobre el libre albedrío: es un concepto que nos convierte en responsables de nuestros actos, nos hace imputables ante el derecho, y nos obliga a una búsqueda o una razón o finalidad en la vida; así como para decidir ante alternativas que pueden no ser reversibles y a vivir o sobrevivir con sus consecuencias o resultados.

I.

Es dudoso que esta paradoja la formulara Epicuro, por dos razones: 

  1. El hombre no debe temer a los dioses.
  2. Los dioses no se meten en la vida de los seres humanos.

Por otra parte, diversos autores han opinado sobre ella y la han ido modificando gradualmente con sus reflexiones.

II.

Si se considera a Dios como un ser antropomorfo pueden emplearse esos adjetivos de omnibenevolente, omnipotente, etc.

Si no se considera a Dios como ser antropomorfo, entonces no hay ni bien ni mal para esa totalidad, sino pura existencia en transformación que se reintegra al todo.

III.

Si nos atenemos al libre albedrío, veremos que hombres y mujeres no nacemos en serie, sino que somos cada uno diferente al otro, y por ello, sus opiniones, ideas, conductas, costumbre, modos de vida, visiones del mundo, etc., pueden no coincidir y además ir cambiando o modificándose. Donde hay diferencias de criterio, puede haber conflicto.

De igual manera, cada ser humano responde a su propia dinámica de libertad ante cualquier suceso y optar por lo correcto o incorrecto, lo apropiado o inapropiado.

Por lo tanto, el libre albedrío tiene como consecuencia, la conducta buena o mala, como alternativas de la decisión del ser humano.

Ensayo sobre la lucidez. José Saramago.

En la ciudad capital, hay elecciones municipales. El día no se presta para ello por la lluvia torrencial. Pasan las horas y son contados los ciudadanos que se presentan a sufragar.

A las cuatro de la tarde todo cambia, como por extrañaba coincidencia, se forman largas filas de votantes que fuerzan prolongar por dos horas más el cierre de casillas.

Al terminar el conteo de votos, los resultados son muy extraños y desconcertantes. Aquí comienza un divorcio entre la sociedad civil y la autoridad política, que se encuentra como el borde de un despeñadero.

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Saramago, José: «Ensayo sobre la lucidez», traducción Pilar del Río, segunda reimpresión, Punto de Lectura, México, 2007, págs. 383

Amo y criado.

Lev N. Tolstói.

En 1870, Vasili Andreich Brenujov, rico comerciante, junta 3000 rublos para el enganche de la compra de un bosquecillo lleno de árboles de madera noble; piensa que debe apresurarse y convencer al joven dueño para obtener una ganancia ventajosa. Parte en compañía de Nikita, un mujik que se ha vuelto abstemio por las dificultaded que le ha traído la bebida en exceso. Afuera, hay tormenta de nieve.

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Tolstói, Lev N.: «Amo y criado», traducción de Víctor Gallegos, primera edición, Alba Brevis, España, 2011, págs. 95

Tratado de la República. Cicerón.

gerardomorah

Cicerón no cita con tanta frecuencia ninguna de sus obras filosóficas, ni la antigüedad las estimó tanto, como el Tratado de la República. Roma se enorgulleció de ella, y hasta los griegos la preferían a los libros de Aristóteles y Platón. Y sin embargo la obra desapareció y sólo se conservaron fragmentos con Macrobio, San Agustín, Lactancio, Nonio.

Hacia 1822 Mgr. Angelo Mai encontró el Tratado medio borrado, en uno de esos manuscritos llamados palimpsestos, porque la primera escritura está cubierta por la segunda, desgraciadamente su hallazgo fue incompleto, presenta lagunas.

Cicerón burlándose de Trebacio, que le escribió en una hoja raspada, le dice: “…Porque alabo la parsimonia del palimpsesto: pero me pregunto qué había en este papel que preferirías borrar a no escribir en éste, salvo quizás tus fórmulas: porque no creo que borraras mis letras para guardar las tuyas.”

El Tratado se divide en seis libros, y se elaboró en una de las épocas más gloriosas de Roma, los interlocutores son: Escipión Emiliano, Lelio, Manilio; Tuberón,Filo, Fannio y Scévola. Escipión es el héroe; Lelio defiende la causa de la justicia, todos juntos investigan cuáles son las condiciones de la vida política, cómo debe estar constituida una nación, de dónde procede la grandeza del Imperio Romano, y por qué sabias máximas, qué instituciones y qué leyes se le podrán mantener, proteger y perpetuar.

Libro Primero.

Escipión.- Así pues, república es cosa del pueblo; pueblo no es toda reunión de hombres congregados de cualquier manera, sino sociedad formada bajo la garantía de leyes y con objeto de utilidad común. Impulsa a los hombres a reunirse no tanto su debilidad, como la necesidad imperiosa de asociación; no ha nacido el hombre para vivir aislado…

…La autoridad puede ejercerse por uno solo, por algunos hombres escogidos o por la muchedumbre misma. Cuando el gobierno de todas las cosas está en manos de uno solo, este señor único toma el nombre de rey, y esta forma de gobierno se llama monarquía. Cuando la dirección la ejercen algunos hombres escogidos, el gobierno es aristocrático. Gobierno popular, (así se le llama) es aquél en que el pueblo lo dispone todo. Cualesquiera de estos tres géneros de gobierno puede, con tal de que mantenga en todo su vigor el lazo que han formado las sociedades humanas, ser, no diré perfecto y excelente, sino tolerable, y, según las circunstancias, preferible la una a la otra.

Puesto que la ley es el lazo de la sociedad civil y el derecho que concede la ley es igual para todos, ¿qué derechos pueden existir en una sociedad cuyos miembros no son iguales? Si no se puede establecer la igualdad de fortunas, si es imposible la de talentos, al menos debe establecerse la igualdad de derechos entre todas los individuos de una misma república…

Libro Segundo.

Escipión.- 

Nuestra república no ha sido constituida por un ingenio solo, sino por el concurso de muchos; ni se consolidó por una edad, sino por el transcurso de bastantes generaciones y bastantes siglos.

Libro Tercero.-

Filo.- (A petición de sostener la argumentación sobre la injusticia recurre al filósofo griego Carneades) Si quisiera describir las leyes, instituciones, usos y costumbres, no diré de los diversos países del mundo, sino de una sola ciudad, de Roma, demostraría que han cambiado mil veces.

…Si existiese una justicia natural, todos reconocerían las mismas leyes, y éstas no cambiarían con el tiempo. Y yo pregunto: si es propio del varón justo, del hombre virtuoso, obedecer las leyes, ¿a qué leyes ha de obedecer? ¿a todas indistintamente? La virtud no admite esta movilidad, ni la naturaleza experimenta variaciones, y las leyes se apoyan en la sanción de la pena y no en nuestra justicia. No existe pues derecho natural; por tanto, no es la naturaleza la que inspira a los hombres la justicia.

Podemos comprender la diferencia que media entre la utilidad y la justicia en la historia del pueblo romano, que, al declarar la guerra por sus faciales, cometiendo legalmente multitud de injusticias, codiciando y arrebatando siempre el bien ajeno, se apoderó de todo el universo. ¿Qué es el bien del pueblo sino el daño de otro?

Los hombres se han dado leyes para favorecer sus intereses, leyes que varían según las costumbres, y que, según los tiempos, cambian en una misma nación; el derecho natural es pura quimera.

…si los romanos, especialmente, que son dueños del mundo, quisieran practicar la justicia, esto es, restituir el bien ajeno, tendrían que volver a sus antiguas cabañas y vegetar en la pobreza y la miseria.

…¿Qué hará el justo si en un naufragio ve a un hombre más débil que él apoderarse de una tabla de salvación? ¿No le arrebataría la tabla para colocarse en ella y salvarse, sobre todo si no hay ningún testigo en el mar? Si es prudente, así obrará, porque de otro modo tiene que perecer. Si prefiriese morir a inferir violencia a su semejante, obra según las reglas de la justicia; pero es una cosa insensata sacrificar la propia vida por salvar la de otro.

…Carneades dividía la justicia en dos ramas, una civil y otra natural, y las destruía en seguida demostrando que la primera es la prudencia y no la justicia, y la segunda la justicia pero no la prudencia. Estos son los argumentos capciosos y emponzoñados que M. Tulio no pudo refutar.

Lelio. (Le corresponde argumentar sobre la justicia).

…La recta razón es verdadera ley conforme con la naturaleza, inmutable, eterna, que llama al hombre al bien con sus mandatos, y le separa del mal con sus amenazas, ora impere, ora prohíba, no se dirige e vano al varón honrado, pero no consigue conmover al malvado…

…una república prudente jamás hace la guerra si no es por mantener la fe empeñada, o por salud.

…Debe considerarse como injusta toda guerra que se emprende sin motivo …Una guerra no puede ser justa, si no se anuncia y declara públicamente, si no la precede demanda de desagravio.

…Defendiendo a los aliados ha conquistado nuestro pueblo el imperio del mundo.

…La virtud quiere que se le honre, siendo ésta su única recompensa, recompensa que recibe sin exigencias ni pide con avidez.

…Tib. Graco respetó los derechos de sus ciudadanos, pero despreció los de los aliados y los de los latinos, hollando los Tratados. Si esta costumbre de violencia se extiende más, si hace pasar nuestra autoridad del derecho a la fuerza, si algún día solamente se encuentran contenidos por el terror los que todavía nos obedecen por cariño, tiemblo no por nosotros, que en nuestra edad poco tenemos que temer, sino por nuestros descendientes y la inmortalidad de la República, que podría ser perpetua conservando las instituciones y costumbres de nuestros padres.

Libro Sexto.-

…Cuando en una discusión civil, los buenos se sobreponen a la multitud, creo que se debe pesar los votos y no contarlos.

…Así llegó Escipión al relato de su sueño, en el que demuestra que los honores duraderos y las coronas inmortales de que ha hablado son las recompensas que él ha visto reservadas en el cielo a los ciudadanos eminentes.

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Cicerón, Marco Tulio; “Primer discurso contra L. Catilina”, en “Tratado de la República, Tratado de la leyes, Catilinarias”, versiones castellanas de Francisco Navarro y Calvo y Juan Bautista Calvo, Colección Sepan Cuantos, Porrúa, México, 1991, págs. 3 – 79

Juanote. Relato.

gerardomorah  07-II-2023

El espacio que me separa del señor Juanote, es el de un pasillo y tres asientos desocupados. Es domingo al mediodía y nos encontramos en el Auditorio del Museo de Antropología de la ciudad de Xalapa, en la temporada de los conciertos de música de Cámara, en los años ochenta.

El Auditorio es de mediano tamaño y hoy ha llegado poco menos de la mitad de la capacidad total; el sonido es bueno y se aprecian con claridad las facciones de los músicos; la entrada es gratuita y en el acceso tomamos nuestro programa.

El señor Juanote ya es hombre de edad avanzada, su cabello, cejas y bigote están totalmente canos; es alto y su piel está curtida por el sol; sobre su regazo reposa su sombrero de palma. Es muy corpulento y fuerte; la expresión de su semblante es de mucha tranquilidad; a su lado se encuentra una mujer menudita de la que sólo alcanzo a ver su cabello cano que tiene un estiramiento quizá producto de una trenza.

En otra ocasión, bajando por la calle de Hidalgo, cerca de un estacionamiento, volví a observar  a Don Juanote, estaba con un compañero de trabajo; me llamó la atención su colega, era alto, delgado, más joven, llevaba una cuerda de cáñamo enrollada sobre su hombro izquierdo; a pesar de su delgadez denotaba una gran fuerza física, de los llamados correosos; su ropa era holgada y de colores inciertos y deslavados por el uso. Si les hubiese tomado una fotografía y comparado con una foto de una época pasada, seguramente hubieran coincidido; eran un monumento viviente de otro tiempo que no nos tocó conocer y de un oficio próximos a desaparecer, junto a esos hércules.

Otro hecho más que conocí de él, fue en un programa de televisión; el reportero llegó a su domicilio, una casa humilde, en el video grabado vemos la ventana de madera abierta que muestra un patio, don Juanote está sentado en una mecedora de madera y detrás suyo, un tocadisco hace girar y reproducir un disco de música clásica; entonces el reportero pregunta a la audiencia que, después de lo que han visto  ¿en qué creen que trabaja? y manda a comerciales. 

La respuesta la da el reportero, el oficio de don Juanote era la de cargador de muebles o mercancías y contaba con los conocimientos y pericia necesaria para hacer maniobras, para subir, bajar o trasladar esos bienes; una de las anécdotas que contó fue la de que podía cargar un piano.

Fue muy conocido en la ciudad por su buen carácter, sus gustos, su habilidad, su simpatía, y quizá también en un momento en que la ciudad estaba menos poblada, era menos dinámica y prevalecían unas costumbres y valores que ya no son tan actuales.

En la calle de Enríquez, en el centro de la ciudad, hay un alto relieve con el busto del señor Juanote.

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Cfr. //https://www.diariodexalapa.com.mx/cultura/quien-era-el-juanote-y-por-que-es-tan-famoso-en-la-ciudad-de-xalapa-9562533.html

//https://es.wikipedia.org/wiki/Juanote

//https://www.youtube.com/watch?v=VUBJJlrG4Dw

Documental del Juanote en Xalapa, Veracruz.

El mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía.

Jostein Gaarder.

Reseña: gerardomorah / 06-II-2023

Un día, Sofía Amundsen comienza a recibir correspondencia, notas y textos manuscritos en su domicilio: Camino del Trébol 3. Un mes antes de su cumpleaños número quince; se trata de una invitación a un curso de filosofía a domicilio o particularizado, ¿para qué? Para que ella decida si quiere conocer las grandes preguntas y respuestas de los filósofos sobre el quehacer humano y su contexto, o si considera que no es algo primordial para vivir.

Acepta el curso y más tarde descubre que su maestro se llama Alberto Knox. Sin embargo sus clases no son áridas ni abstrusas, porque corre una historia paralela a la de ella, teniendo como protagonistas a Hilde Moller Knag, también próxima quinceañera, y a su padre Albert Knag, un militar del Batallón de las Naciones Unidas; quien desea que su inteligente hija también tome las clases.

Siendo paralelas las historias, éstas se juntan a la altura del filósofo Berkeley, que por cierto, dicho sea de paso, influyó con sus ideas sobre la realidad en los cuentos de Jorge Luis Borges; al final de la novela juvenil se cruzan los caminos de los cuatro protagonistas.

A grandes rasgos se habla de los presocráticos, Sócrates, Platón, Aristóteles, el helenismo, indoeuropeos y semitas, la Edad Media, El Renacimiento, La época barroca, Descartes, Spinoza, Locke, Hume, Berkeley, la Ilustración, Kant, el Romanticismo, Hegel, Kierkegaard, Marx, Darwin, Freud y nuestra época.

Los filósofos, siendo libres en su creatividad, tienen cierto determinismo derivado de su personalidad, así como de su contexto histórico que es de donde surgen sus preguntas y respuestas; de igual manera parten de las ideas imperantes en su época.

El quehacer filosófico va generando los ladrillos sobre los que se van edificando nuevos contenidos filosóficos, de manera dialéctica, y esas paredes resultantes son las que cobijan nuestra cultura, sociedad, instituciones, etc.

Puedo aventurar mi propia definición de filosofía después del curso: es una larga reflexión interpretativa desmitificadora con una aspiración de verdad de carácter personal o colectivo.

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Gaarder, Jostein: “El mundo de Sofía”. Novela sobre la historia de la filosofía, traducción Kisrti Baggethum y Asunción Lorenzo, primera ed. 2011, decima tercera reimpresión 2022, Grupo Editorial Patria S. A., México, págs. 633

Primer discurso contra L. Catilina. Cicerón.

Síntesis gerardomorah

Cicerón, jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Catilina, derrotado  en las elecciones consulares de octubre (63 a. C.) decidió encabezar un golpe de Estado del que Cicerón sería informado y denunció a Catilina en el Senado.

¿Hasta cuándo has de abusar de nuestra paciencia, Catilina? ¿Cuándo nos veremos libres de tus sediciosos intentos? ¿A qué extremos se arrojará tu desenfrenada audacia? ¿No te arredran ni la nocturna guardia del Palatino, ni la diurna vigilancia de la ciudad, ni la alarma del pueblo, ni el acuerdo de todos los hombres honrados, ni este fortísimo lugar donde el Senado se reúne, ni las frases y semblantes de todos los senadores? ¿No comprendes que tus designios están descubiertos? ¿No ves tu conjuración fracasada por conocerla ya todos? ¿Imaginas que alguno de nosotros ignora lo que has hecho anoche y antes de anoche; dónde estuviste; a quiénes convocaste y qué resolviste?

Y sin embargo, ¡Catilina vive! ¿Qué digo vive? Hasta viene al Senado y toma parte en sus acuerdos, mientras con la mirada anota a los que de nosotros designa a la muerte. ¡Y nosotros, varones fuertes, creemos satisfacer a la República previniendo las consecuencias de su furor y de su espada! Ha tiempo, Catilina que por orden del cónsul debiste ser llevado al suplicio para sufrir la misma suerte que contra todos nosotros, también desde hace tiempo, maquinas.

¡Y nosotros, senadores, dejamos enmohecer en nuestras manos desde hace veinte días la espada de vuestra autoridad! Tenemos también un decreto del senado, pero archivado, como espada metida en la vaina. Si cumpliera ese decreto morirías al instante, Catilina. Vives, y no vives para renunciar a tus audaces intentos, sino para insistir en ellos.  Deseo padres conscriptos, ser clemente; deseo también, en peligro tan extremo de la República, no parecer débil; pero ya condeno mi inacción, mi falta de energía. Hay acampado en Italia, en los desfiladeros de Etruria, un ejército dispuesto contra la República: crece día por día el número de los enemigos: el general de ese ejército, el jefe de esos enemigos está dentro de la ciudad y hasta lo vemos dentro del Senado maquinando sin cesar algún daño interno a la República.

Si ahora ordenara que te prendieran y mataran, Catilina, creo que nadie me tachase de cruel, y temo que los buenos ciudadanos me juzgaran tardío. Pero lo que ha tiempo debí hacer, por importantes motivos no realizo todavía. Morirás, Catilina, cuando no se pueda encontrar ninguno tan malo, tan perverso, tan semejante a ti, que no confiese la justicia de tu castigo. Mientras quede alguien que se atreva a defenderte, vivirás; pero vivirás como ahora vives rodeado de muchos y seguros vigilantes para que no puedas moverte contra la República.

¡Oh dioses inmortales! ¡Entre qué gentes estamos! ¡En qué ciudad vivimos! ¡Qué República tenemos! Aquí, aquí están entre nosotros, padres conscriptos, en este consejo, el más sagrado y augusto del orbe entero, los que meditan acabar conmigo y con todos nosotros, y con vuestra ciudad y con todo el mundo. Los estoy viendo yo, el cónsul, y les pido su parecer sobre los negocios públicos, y cuando conviniere acabar con ellos a estocadas, ni aun con la palabra se les ofende.

Siendo esto así, acaba, Catilina, lo que empezaste, sal por fin de la ciudad; abierta tienes la puertas; parte. Ya hace días que tu ejército, a las órdenes de Malio, te desea como general. Llévate contigo a todos los tuyos; por lo menos al mayor número. Limpia de ellos la ciudad. Me librarás de gran miedo cuando entre tú y yo estén las murallas. Ya no puedes permanecer por más tiempo entre nosotros; no lo toleraré, no lo permitiré, no lo sufriré.

Márchate, pues, Catilina, para bien de la República, para desdicha y perdición tuya y de cuántos son tus cómplices en toda clases de maldades y en el parricidio; márchate a  comenzar esa guerra impía y maldita. Y tú, Júpiter, cuyo culto estableció Rómulo bajo los mismos auspicios que esta ciudad, a quien llamamos Estator por ser guardador de Roma y de su Imperio, alejarás a éste y a su cómplices, de tus aras y de los otros templos, de las casa y murallas; librarás de sus atentados la vida y los bienes de todos los ciudadanos y a los perseguidores de hombres honrados, enemigos de la patria, ladrones de Italia, en criminal asociación unidos para realizar maldades, los condenarás en vida y muerte a eternos suplicios.

*

Catilina se vio tan confundido que apenas pudo decir pocas palabras en su defensa y, bajando los ojos, empezó a suplicar a los senadores y pedirles que no fiasen tan de ligero en las acusaciones de un enemigo suyo; que su nacimiento y toda su vida precedente le daban esperanza de que no se persuadirían a que un hombre de su nobleza quisiese arruinar la República.

Queriendo continuar con este tono se levantó un clamor en todo el Senado llamándole traidor y parricida, lo que movió tanto su cólera y furia, que tuvo la temeridad de repetir a voz en grito lo que antes había dicho a Catón: “Ya que mis enemigos me cercan y hostigan para que me precipite, con ruinas apagaré mi incendio.” Dicho esto cono tono feroz; salió del Senado.

Instruyó a Léntulo, Cetego y demás conjurados de su última resolución, les dejó sus órdenes, les aseguró que dentro de poco le verían a las puertas de Roma, y llegada la noche, se fue con muy pocos compañeros, tomando el camino de Toscana.

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Cicerón, Marco Tulio; “Primer discurso contra L. Catilina”, en “Tratado de la República, Tratado de la leyes, Catilinarias”, versiones castellanas de Francisco Navarro y Calvo y Juan Bautista Calvo, Colección Sepan Cuantos, Porrúa, México, 1991, págs. 153 – 161

Meditaciones. Marco Aurelio.

Síntesis: gerardomorah

Serie de reflexiones en un examen de conciencia de un emperador romano en un momento de apogeo del imperio. Por un gran político y guerrero, de tendencia estoica, y en un momento de largas guerras contra los bárbaros en la frontera del Danubio, entre los años 170 y 180 de nuestra era. Escrito en griego.

Te embarcaste, hiciste el viaje, llegaste al puerto; ¡desembarca! Si es para entrar en una nueva existencia, no echarás de menos a los dioses.

¿Qué es la muerte? Que, si se la mira aisladamente y se abstraen, por análisis de los conceptos, los fantasmas que la imaginación abulta, no se verá en ella más que un efecto de la naturaleza. Ahora bien; es evidentemente pueril temer los efectos de la naturaleza. Y no sólo la muerte es efecto de la naturaleza, sino aún conveniencia de la misma.

En ningún lugar encuentra el hombre refugio más apacible, más tranquilo, que en su propia alma, sobre todo cuando atesora aquellos bienes que, con una sola ojeada, nos devuelven enseguida la libertad de espíritu; y lo que yo llamo libertad de espíritu no es otra cosa que el estado del alma bien ordenada.

No habrán pasado diez días, y ya parecerás un dios a quienes ahora no pareces más que una bestia y un mono; pero con tal que te dieres a tornar a los principios y al culto a la razón.

No obres como quien ha de vivir diez mil años. Lo irreparable está ya suspendido encima de ti. Mientras vives, mientras aún es posible, sé hombre de bien.

Acepta el arte que has aprendido, y gózate en él. Y lo que te restare de vida, pásalo como quien lo confía todo, desde lo hondo del alma, a los dioses, sin hacerse tirano ni esclavo de nadie.

Haz por semejarte al peñasco batido sin cesar por las olas; permanece inmóvil ya su alrededor desmaya la efervecencia de las aguas.

Primero, nada me ocurrirá que no sea conforme a la naturaleza universal; segundo, tengo yo a mi mano el no hacer cosa alguna contraria a mi dios y a mi genio.

Estoy compuesto de causa formal y materia. Ninguno de estos elementos será reducido a la nada, del mismo modo que tampoco han salido de la nada. Pues cada parte de mi ser tendrá asignado otro lugar, mediante la transformación en otra parte del mundo; y de nuevo ésta se transformará en otra parte del universo, y así continuará la sucesión hasta la eternidad.

Tu inteligencia será cual la hagan tu ideas habituales; pues el alma queda imbuida de tus ideas.

Por cuanto el hombre es un ser estrechamente allegado a nosotros, en tanto debemos hacerle bien y sufrirle con paciencia. Pero en cuanto algunos hombres se nos oponen al cumplimiento de nuestros deberes, ya el hombre baja a la categoría de los seres que me son indiferentes como el sol, el viento, las bestias.

Lo que no es nocivo a la ciudad, no perjudica tampoco al ciudadano.

La mejor forma de vengarte de los que te injurian es que no les imites.

Ajústate a aquellas cosas a las que te ha ligado la suerte; ama a los hombres que la suerte de dio de compañeros, pero desde el fondo de tu corazón.

No te perturbe el futuro. Saldrás a su encuentro, si fuere necesario, armado de la misma razón de que te sirves ahora en los asuntos presentes.

No desprecies la muerte; recíbelo antes bien, de agrado, como que es esta una de aquellas cosas que quiere la naturaleza.

O los dioses no pueden nada, o pueden algo. Pero si no pueden, ¿por qué les ruegas? Y si pueden, ¿por qué no le suplicas, más bien, que te concedan el no temer nada de esto, ni desear nada de aquello, el no afligirte por nada de esotro, antes de rogarles que no suceda o que suceda alguna de estas cosas?

La uva verde, la madura, la pasa, todas son mutaciones, no para no ser, sino para ser lo que no se era.

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“Meditaciones. Marco Aurelio.” Traducción: Miguel Dolc, prólogo Carlos García Gual, editorial Debate, España, 2000, p 206